jueves, 3 de julio de 2014

Carta a un amor perdido, inexistente

Escribo estas líneas por ti y para ti. A veces me pregunto cómo una persona puede llegar a confiar tan ciegamente en otra, entregar su corazón y su alma sin preguntar nada, sin pedir nada a cambio, y luego, yo sola me respondo que es obvio, cuando estás enamorado, nada importa.

Así confié en ti, como cualquier persona enamorada lo hace, y tú aprovechaste eso y te mostraste cual ángel guardián, querías ayudarme, pensaste que con eso que estabas haciendo bastaba, creíste que era lo único que necesitaba, y me viste vulnerable, al desnudo, pura, y no pudiste con eso, quizá te dio miedo, o tal vez simplemente descubriste que yo no era eso que habías estado buscando.

Siempre que pienso en ti, y en lo que pasó, me viene a la cabeza algo que una amiga le dijo a un chico cuando la cortó, –No me digas que eres tú, porque no es así, soy yo, es que yo no soy esa persona, porque cuando esa persona llegué no te importará nada–, ahora me resulta evidente que nunca fui yo, por ella no te importó lastimar a alguien más, por ella aceptaste todo, la acogiste con errores y logros.

Ahora creo que en parte fue mi culpa, posiblemente no tuve nunca que mostrarme tan frágil, tan susceptible ante ti, a veces siento que sólo me convertí en una pequeña que buscaba la aprobación de su padre cuando hablaba contigo, quería que te sintieras orgulloso de mí, pero al parecer nunca lo conseguí.

Lograste conocerme casi a la perfección, sabías lo que me hería, cuáles eran mis debilidades, mis afecciones, mis sueños, mis capacidades, mi grandeza, mi pobreza, me conocías tan bien, que sabías cuáles eran las palabras que quería y necesitaba oír para seguirte amando, para creerte, para venderme a tus historias, las soltabas y yo como pordiosera las atrapaba sin reflexionarlas.

Te amo y quiero estar contigo pero… ¡No!, esas palabras nunca pueden ir juntas, cuando amas, amas y ya, cuando quieres algo lo quieres, no existen razones ni pretextos que justifiquen que no sea de ese modo, no amas si es condicional, el amor vence miedos, de otro modo no es amor, y a mí, tú nunca me amaste. 

Me parece realmente triste, ¿sabes? Sacrifique muchas cosas por ti, aunque no fue por ti, sino por la idea que me hice de ti, ¡jajajajaja!, con decirte que llegué a imaginar nuestra vida de casados, seguro te enteraste y eso fue lo que te hizo huir, ¡jajaja!, (suspiré). 

De ti me gustaba tu simpatía, tus ocurrencias, tus bromas, tu seguridad, tu entrega, tu compromiso, tu responsabilidad, y ahora de ti me enferma tu falta de honestidad, tu falta de compromiso, de entrega, de amor, tu indiferencia, tu apatía, tu doble moral, tu narcisismo, tu egoísmo… Que me hayas engañado, que te haya creído, eso, es lo que más me duele.

No hay comentarios:

Publicar un comentario